jueves, 4 de diciembre de 2014

SOLEDADES COMPARTIDAS...



Cuando te enamoras piensas que has llegado al final de esa búsqueda consciente o inconsciente de tu supuesta media naranja. Eres feliz y te lanzas a ciegas a un futuro imaginado a lo largo de tu vida. Es el AMOR en mayúsculas. Olvidas todas las historias que has tenido antes. Esas que terminaste con un “nunca querré a nadie como te quise a ti”. Porque al final siempre quieres más al siguiente, siempre sientes más por el siguiente, siempre crees que el siguiente será el último. 

Y una ruptura es fácil, dentro de lo difícil que es, cuando no hay hijos por medio. Es un hasta pronto o un “espero no verte en lo que me queda de vida”. Sigues tu camino limpiando los restos de ese amor que creíste para siempre y sin saberlo (sin quererlo) te pones en el mercado y vuelves a empezar.

Pero cuando hay hijos por medio pueden suceder dos cosas: que los padres sean como tienen que ser o que no lo sean.  Y que conste que en padres hablo en genérico, con ese machismo que incluye tanto a la madre como al padre, olvidando los nueve meses que llevamos al bebé en nuestro interior, la conexión que se crea con ellos, el amor incondicional, ese maravilloso sacrificio que (creo) nos da derecho a cambiar por una vez y poder decir “madres” por más raro que ahora nos parezca....

Soy madre. Adoro a mi hija. Violeta es lo mejor que me ha dejado una relación que imaginé para siempre y resultó ser para nada.  Ella me llena de alegría, me hace olvidar todo lo malo que la vida nos pone delante. Ella justifica cada una de mis penas y todas mis alegrías. Soy madre y es lo mejor que me ha pasado jamás. Es la única relación que estoy segura de que será para siempre y por eso doy gracias.

Pero las relaciones se rompen y los hijos también las sufren. Llega el ponerse de acuerdo. El decidir tiempos, fechas, emociones... la famosa frase “¿a quién quieres más a tu papá o a tu mamá?” se convierta en el lema oculto. Pero si todo fuese como tiene que ser, no habría problema. Si los dos fuesen como deben, habría respeto, ese que deja el cariño de algo que en un tiempo fue amor. Si los dos fuesen como se debe, ese hijo no sería una moneda de cambio, un objeto utilizado para hacer daño, una obligación con días contados y que le devuelven a la madre  manos desconocidas que pasarán a la colección de ese amor que pudo ser y no fue. Porque si el padre fuese como tiene que ser, no podría vivir sin las sonrisas de esa hija, sin los bostezos de las mañanas antes del colegio, sin las peleas que terminan en abrazos…A esto lo llamo yo Valores y Prioridades. Si el padre fuese como tiene que ser, no habría peleas por "hipotéticas" custodias compartidas, por el simple hecho de fastidiar y no pasar la pensión de alimentos....claro que también hay quien la proclama a los cuatro vientos y no la pidió jamás....  y si tuviésemos que definir ese repentino interés podríamos darle diferentes calificaciones y ninguna de ellas estaría teñidas de una sincera humildad…
  

Yo ya he hablado muy a menudo de mi oposición a la custodia compartida por muchas razones.... básicamente opino que confundimos la igualdad con la madre naturaleza... creo a priori que el bebé de cualquier género debe estar con su madre. Aunque obviamente hay padres maravillosos con Valores y Prioridades, esos que le hacen el complemento perfecto, el engranaje adecuado para que todo funcione aunque el amor entre la pareja haya agotado los finales felices y las perdices que no acabaron por comer…  Y quiero dejar claro que creo en todo tipo de familias, esas formadas por dos madres, por dos padres, por una madre o por un padre… porque el amor es fuerte y no sabe de sexos… el amor sabe sólo de amor y no de peleas por custodias… pero esa es otra historia…


Porque todos nos hemos enamorado y nos enamoraremos. Y los hijos siguen ahí con sus necesidades, con sus miradas en silencio… esas que nos vuelven soldados, heroínas que les salvarán de la catástrofe, que pelearán porque sean felices cueste lo que cueste… Porque si tanto el padre o la madre fuesen como tienen que ser, no habrían custodias compartidas y todo sería mucho más sencillo…

5 comentarios:

  1. que bonito Mar corazon te lo digo de verdad aunque yo me enamore una vez y me dejaron tirada en el peor momento de mi vida y no quiero saber nada de pareja y menos de enamorarme

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  2. Te entiendo he vivido varias separaciones de amigas.
    Un abrazo

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  3. Lo primero de todo, me alegra volver a leerte, pero noto un aire de tristeza en todo lo que escribes, no sé, espero que en éste año que comienza las cosas te vayan mucho mejor de lo que te fueron en el 2014. Beso

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  4. Palabras hermosas...y aunque no queremos que nos fallen cosas y sentimientos que desaparecen...siempre viene alguien y te toca el alma..
    En ese momento empiezas a sentir la felicidad... mi admiración por ti

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  5. Palabras hermosas...y aunque no queremos que nos fallen cosas y sentimientos que desaparecen...siempre viene alguien y te toca el alma..
    En ese momento empiezas a sentir la felicidad... mi admiración por ti

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